El día 17 de diciembre próximo pasado, el Colegio de Abogados de Mercedes distinguió al colega y amigo Atilio O. Diorio por su trayectoria y principal colaborador  en la otrora Per Epistolam y actual página de la Institución.-

Principiaré elogiando el gesto inédito del Colegio Departamental y los sobrados méritos del homenajeado.-

A modo de introito,   bueno resulta resaltar que el acto  no quedó atrapado en una fórmula fija  y repetida, precisamente, en ello  fincó su significado y trascendencia.

Aclarado lo precedente, debo señalar en agasajo a la verdad,  que lo hago con la cuota de subjetividad que conlleva  la amistad que me une al Dr.  Diorio.

Alguna vez se dijo que era imposible que un ideal se encarne en un hombre determinado. Es que todo ideal es inalcanzable, por definición.

Sin olvidar esta prevención, Atilio, hizo un culto de la humildad.- Su vida, como la de todo intelectual, se  caracteriza por la introspección,  un ámbito recoleto y de círculo.-

Pocos asuntos más seductores encontrarán quienes aspiren a ser útiles a sus semejantes volviendo la vista al pasado y en nuestro devenir existencial que su preocupación y ocupación por diversos temas jurídicos. Incursionando  en distintas ramas del derecho, en las que siempre el fallo que comentó o el instituto que abordó, fueron regados por su savia, arrimando una advertencia profunda o algún aporte novedoso.-

La circunstancia de no haber participado de una cátedra universitaria o un instituto de investigación, no debe ser óbice para impedir reconocerlo como un hombre de ciencia.-

Sus numerosos trabajos publicados, muchos de ellos compartidos generosamente con colegas: El Patronato de Menores en la Provincia de Buenos Aires,  en Zeus, Per Epistolan y El Derecho, entre otros;  acreditan sobrados méritos para hacerse acreedor de tan aquilatada calificación.-

Pero aduna otro valor a su profundo conocimiento de lo jurídico: su anclaje y compromiso con la realidad, resaltando la importancia del hecho en el derecho.

Para Atilio conocer derecho no es, únicamente, conocer normas. Su interés va más allá, alcanza a la experiencia jurídica, esa experiencia de la que tanto los juristas, como los jueces y los abogados, tomamos conocimiento directo a través de la práctica forense.

Atribuye a lo factual un lugar preponderante en la vida del derecho, ya que todo vínculo que jurídicamente se anuda o se desata, arranca de un hecho o tiene por objeto un hecho. Según su pensamiento, no es posible concebir el derecho sin el hecho que lo genere, lo modifique, lo transforme o lo extinga.

Esto lo aplicaba cuando se abocaba a uno de sus temas predilectos: la usucapión.-

No puedo omitir en el presente segmento sus profundas reflexiones acerca de la  emoción violenta diferida, receptada en muchas legislaciones, asignatura aún pendiente en nuestro derecho vigente.

Sus elucubraciones de antaño, acerca de la imputabilidad disminuida, por entonces irreverentes cavilaciones, ogaño son objeto de estudio por integrantes del Instituto de Neurociencias y Derecho de la Fundación Ineco, habiendo sido abordado el thema en la obra  Neurociencias y Derecho, dirigida por los Dres. Daniel Pastor y María Roca, Ed. Hammurabi 2019, pág. 117.-

En materia de contratos bregó por la publicidad del boleto de compraventa, que felizmente fue receptado, mediante la Resolución Técnico Registral nº 10 del 15/10/2012, del Registro de la Propiedad Inmueble de la Pcia. de Buenos Aires, cuyo comentario tuve el honor de compartir. En materia de derechos reales, abogó por la preeminencia de lo registral, a fin de brindar seguridad jurídica al tráfico.-

Tampoco le fueron ajenas las preocupaciones relacionadas con el derecho procesal.  A través de nuestros encuentros semanales, son permanente sus citas  a Tomás Jofré, como introductor en nuestro país del pensamiento del ilustre procesalista italiano, Giuseppe Chiovenda. Se percibe nítidamente su concepción finalística del proceso, que magistralmente sintetizara Piero Calamandrei: “ El proceso debe servir para conseguir que la sentencia sea justa, o al menos para conseguir que la sentencia sea menos injusta, o que la sentencia injusta sea cada vez más rara ”Calamandrei, Piero. ”Proceso y Giustizia”

Su acrisolada idoneidad hizo que estas cuestiones, antes novedosas, muchas de ellas ahora integrantes de nuestro derecho positivo, formaron parte de sus elucubraciones, siendo estampadas en distintos  opúsculos de su autoría.-

Pero no puedo obviar otra faceta de su alongada trayectoria, haciendo honor a aquella reflexión de Eduardo Mallea: “Un hombre se mide por su capacidad de enaltecer a los demás”,  que ha hecho  realidad  colaborando desinteresadamente, con muchos noveles colegas,  apesadumbrados por la responsabilidad de sobrellevar la pesada carga de la manda de su cliente, quienes abrevando en sus trabajos o acudiendo en su encuentro, en búsqueda del consejo profesional del colega sapiente y experimentado, logran sortear el difícil trance.

Los hombres eminentes por su talento, por su saber y por sus virtudes, son aquellos que nos trascienden. Seguramente,   Atilio será uno de ellos.-

Hasta aquí, mis humildes reflexiones. Reitero, no puedo más que congratularme por el merecido reconocimiento rendido al distinguido colega y amigo, por el Colegio de Abogados de Mercedes.-

Juan Carlos Alongi


Fuente: Dr. Juan Carlos Alongi