HASTA SIEMPRE

Hace cuatro años, en diciembre de 2007, un grupo de dirigentes y Colegios me dio la posibilidad de ser Secretario General de la Federación Argentina de Colegios de Abogados. En diciembre de 2009, se volvió a confiar en mi persona para desempeñar tan honroso cargo.

Hoy, cuando llegan nuevos rostros y renovados proyectos, se acerca para mí el momento de la despedida.

Haber sido Secretario por dos períodos de esta querida institución ha significado un verdadero orgullo que llevaré como un tesoro guardado en mi corazón.

FACA me dio la posibilidad de encontrarme en sueños e ilusiones con quienes creen que la Colegiación es el camino idóneo para fortalecer las instituciones de la República, generar un mejor servicio de justicia y un ejercicio profesional digno e independiente.

Me he sentido un privilegiado al poder estrechar la mano de miles de colegas a lo largo y a lo ancho del país, de conocer sus inquietudes, preocupaciones y esperanzas, y de compartir extensas sobremesas donde el afecto y la amistad surgieron como algo mágico y sublime.

A la hora de agradecer, hago llegar mi saludo a Colegios y Asociaciones, autoridades y personal, Delegados a FACA, miembros de Comisiones de FACA, del IDEL, ex Presidentes, y a mis queridos compañeros de Mesa con los que tuve el placer de vivir momentos inolvidables.

En esa idea, no puedo dejar de hacer llegar mi reconocimiento y cariño al personal de FACA, Franco, Adelma, Sol, Mirta y Alejandro Carranza, y mi eterna gratitud a la Dra. Norma Leanza y al Dr. Raulito Lima, quienes estuvieron conmigo en momentos personales muy difíciles y dieron a mi familia la fuerza necesaria para salir adelante.

Gracias también a mi querido Colegio de Mercedes, en especial a mis apreciados amigos y Delegados, los Dres. Raúl Lima y César Manuel Gradin.

Y gracias por permitirme entregarles mis versos y poesías, algo que eternamente llevaré en mi sangre y en mi piel.

Seguramente, extrañaré los viajes que desde mi Chivilcoy a Buenos Aires realicé como un ritual los días miércoles durante estos cuatro años. Siento que he dado todo, sin guardarme nada. Espero haber estado a la altura de las circunstancias. Si no ha sido así, pido las disculpas del caso.

Ahora, como dije, otros nombres seguirán escribiendo la historia de esta querida institución a la que aprendí a querer y a valorar día tras día. Me siento feliz por esta distinción que para mí reservó el destino.

En estas últimas horas, me asomo al balcón de la Avenida de Mayo. La primavera está en su esplendor pero vienen empujando los soles del verano. Abajo, la gente pasa con su locura cotidiana. Miro el escritorio. Retiro mis pertenencias. Una lágrima se escapa. Hasta siempre. A la vuelta de la esquina, me está esperando el camino.

Con todo mi afecto.

Dr. Horacio Alberto Vero


Fuente: CADJM