Por Atilio O. Diorio
        En data 15 de agosto de 2001, la rosarina publicación ZEUS, difundió reflexiones del afamado jurista Julio O. Chiappini con el rótulo  de: «Los magistrados jubilados, ¿pueden ejercer la abogacía?
        Pues bien, en ese texto nos recuerda a Manuel Mujica Láinez en cuanto legó a su núcleo de lectores, este pensamiento: «la melancolía de la vida es que hay que elegir».
      Adjudicamos plena razón al egregio plumista connacional. Así lo afirmamos al trasladar a esta arena, el conocimiento que hubimos adquirido en su momento de ciertas directrices basilares de la interpretación  de la existencia humana en foco de la fe cristiana.
     Nos adoctrina esta corriente religiosa que la vida nos ofrece de continuo opciones. El hombre vive eligiendo; selecciona oportunidades de toda índole. Al así proceder, es responsable del resultado que acaezca.
     Cuadro referencial que viene a desembocar en atribuir integral verdad, a su vez, a las palabras de Cristo: «cosecharás tu siembra».
     Inteligimos que es en evidente virtud de ello, en orden a la contemporaneidad de sus desenvolvimientos, que el derecho romano haya podido receptar expresiones de alto voltaje continentes de lógica, humanismo y justicia.
      Vayan como muestra estos aforismos: Universitas delinqueare nequit (una  corporación no puede delinquir);  como «cuique defensio tribuenda» (cada uno debe tener derecho de defensa). Aforismo este último que recoge el art. 18  del texto fundamental argentino.

Fuente: Dr. Diorio